La Isla Margarita Print

 

Navegando a Margarita


Parque Nacional Mochima

Mientras los primeros rayos de luz aparecen tras los altos de Sucre soltamos amarras y avanzamos propulsados a motor entre las islas, dejando atrás Puerto La Cruz. La escasa brisa apenas riza el agua y no es suficiente para navegar a vela, pasamos el Puerto de Guanta, uno de los mas importantes de Venezuela, donde los buques petroleros cargan el hidrocarburo mientras otros esperan su turno anclados en la Bahía de Pozuelos, todo esto en medio del Parque Nacional Mochima. Un espacio acuático de mas de una docena de islas divididas básicamente en tres grupos, Las Borrachas, Las Chimada y Las Caracas además de numerosos islotes. De topografía escarpada son bastante áridas, solo crecen los cactus y algunos arbustos, entre sus habitantes no deja de impresionarme el tamaño que alcanzan las iguanas. Algunas islas ofrecen abrigadas playas y fondeaderos donde llegan cientos de turistas venezolanos los fines de semana. Contrasta con su aridez la costa continental de abundante vegetación boscosa y playas con palmeras, los fiordos abrigan pequeñas bahías y caletas muchas de ellas también utilizadas como fondeaderos temporarios. Los lugares más visitados son las playas Arapito, Colorada, Medina, el Golfo de Santa Fe y la Laguna de Mochima; esta última tiene conección con el mar y es uno de los pocos fondeaderos donde se puede pernoctar con seguridad.

El ferry que se dirige a Margarita nos pasa velozmente y por unos instantes me sirve como referencia para llevar el rumbo. Mientras las chicas duermen placidamente vamos estableciendo las velas conforme el viento se establece del norte.

Poly, nuestro capitán, es un amigo a quien conozco de hace varios años, un magnifico navegante, fanático de las regatas que tiene muchas millas en su historial, pero fundamentalmente tiene un corazón tan grande como su propio tamaño, hace varios años corrimos juntos un circuito Rio de la Plata y mas recientemente compartimos otras navegadas caribeñas en su barco el Foro; un magnifico Dufour 56 en el que navega desde hace algunos años en compañía de su mujer Solange, a quien conoció en Misiones cuando regresaba de un crucero por el Matogroso y lo cautivo con su belleza.

Timoneando el Foro


Rumbo noreste

La ceñida no nos da para alcanzar la boya cardinal ubicada en el extremo oeste del banco que despide la Península de Araya. Esta extensa franja de tierra da lugar a la formación del Golfo Cariaco, un enorme espejo de agua donde abundan los puertos pesqueros siendo el mas importante el de la ciudad de Cumana. Desde allí también parten los ferrys que se dirigen a la isla Margarita. Próximos a la costa, a medida que la profundidad desciende viramos por avante hasta alcanzar la boya. Marcela, mi mujer, peparo un par de tortas para el viaje y nos sorprende con deliciosos sanwichs de milanesa que acompañamos con cerveza helada. A los pocos minutos la modorra me invita a visitar la cucheta por un rato.

El sonido del motor me despierta, el viento roto al norte y disminuyo, la corriente de un nudo es en contra y es regla en el Foro que navegando a menos de 4 nudos se enciende el motor. Tomo el timón y contemplo la enorme isla Margarita, en realidad desde el mar se observan dos grupos montañosos, al este el cerro San Juan y al oeste el cerro San Francisco , en el medio la isla se estrecha y ambos lados se unen por un istmo en una zona baja dominada por la laguna La Restinga. Muy cerca de allí dos pequeños cerros gemelos son un sitio bastante emblemático, se llaman Las Tetas de Maria Guevara y reciben esa denominación en honor a la india que lucho contra los españoles en tiempos de la guerra por la independencia.

La brisa fue aumentando hasta los 15 nudos y a toda vela por momentos alcanzamos los 7 nudos en ceñida. Por babor dejamos Cubagua, una isla muy baja, casi plana ,hoy prácticamente deshabitada, mantiene las ruinas de lo que fue Nueva Cádiz, un antiguo asentamiento español que utilizaba a los nativos del lugar para la recolección de perlas, en el año 1541 un terremoto origino una gran ola (tsunami) que derribo las construcciones y las desperdigo por el mar siendo hoy un atractivo para los buceadores.

Por estribor y a barlovento esta la boya que marca el bajo de la isla de Coche, bordejeamos y lentamente logramos alcanzarla, la táctica es hacer bordes cortos próximos a la costa de Margarita buscando menor profundidad y por lo tanto menos corriente, así con el vira-vira el sol cae detrás de nuestras espaldas dando lugar a la noche. Nuestro destino es el fondeadero de Porlamar, en la bahía conocida como playa Concorde donde es una excelente referencia el majestuoso hotel abandonado del mismo nombre. Al socaire de El Morro Poly busca un buen lugar para anclar entre otros veleros, mientras la luna llena nos espía entre las nubes que corren deprisa empujadas por el viento.


Margarita

Ubicada en el Mar Caribe, frente a la Península de Araya tiene una superficie de 1150 kilómetros cuadrados, su capital es Asunción, un pintoresco poblado emplazado en lo alto de la montaña. El principal asentamiento es Porlamar donde se encuentra el mayor movimiento comercial, turístico, gastronomito e inmobiliario. La patrona de la isla es la Virgen del Valle que es también la protectora de los marinos y se encuentra en el Santuario del Valle del Espita Santo. La ciudad antigua se llama Pampatar, tiene un estilo colonial y se conserva como atractivo turístico el castillo San Carlos de Borromeo, es en realidad una fortificación protegida por doce cañones que apuntan al mar desde donde se lucho por la independencia contra los españoles, la que finalmente lograron en 1817. En la costa este de la isla están las mejores playas, no son abrigadas ya que reciben los constantes alisios que soplan la mayor parte del año. Juangriego es otra importante ciudad con una abrigada bahía donde amarran los pesqueros, también allí se lucho contra la corona desde el fuerte de la Galera ubicado en lo alto de una colina, hoy es un bellísimo mirador y los niños se acercan para contar la historia por algunos Bolívares.

Otro lugar muy agradable es la Laguna La Restinga, una albufera con profundidades de entre 1 y 5 metros poblada por densos manglares que forman senderos y canales que se pueden recorrer con botes y guías turísticos. En la laguna se crían las ostras que luego los vendedores ofrecen en la playas; las abren a la vista y son exquisitas con abundante limón. Muy cerca del Aeropuerto Internacional esta El Yaque, la playa preferida por los winsurfistas y Kitsurfistas por los vientos constantes y baja profundidad.

Un dia en Margarita fue bien aprovechado para descansar, pasear y nadar un poco. Luego de un abundante aprovisionamiento nos encontró la tarde a bordo con el sol hundiéndose en el horizonte y la redonda luna ganando altura detrás de El Morro, junto al hotel abandonado. Degustamos un Gintonik en cubierta mientras nos llega el aroma del pastel de carne que se gratina al horno.


Isla de Coche

A la mañana siguiente levamos el ancla y zarpamos con destino a Isla de Coche, establecimos el spinnaker asimétrico para aprovechar la brisa favorable, pero como la distancia es corta y estamos bastante holgazanes optamos por no izar la pesada vela mayor y llevamos el dinghy a remolque. El viento va en aumento y se empiezan a dibujar algunos corderitos en el agua, Poly me mira y nos preguntamos como vamos a bajar semejante globo sin la mayor para desventarlo. Cuando alcanzamos la boya en el extremo del bajo arriamos la vela y anclamos al abrigo de la bahía. Decenas de cometas multicolores hacen su danza en el cielo hábilmente gobernadas por los kiteros que nos asombran con sus saltos. Marcela y yo desembarcamos con el Kayak y disfrutamos de una larga caminata por la playa, mas tarde desembarcaron Poly y Sol y juntos bebimos unos tragos bajo las palmeras de un bonito resort. De regreso al Foro disfrutamos de mas chapuzones y luego alistamos el barco para zarpar temprano al día siguiente.

Luego de un buen desayuno nos preparamos para emprender el regreso, izamos la mayor y Poly con una impecable maniobra saco el barco a vela mientras Sol levaba el ancla con la ayuda del malacate, cuando el viento estuvo por la aleta Marcela y yo cobramos la driza y escota para establecer el spinnaker. A toda vela el Foro va devorando las millas mientras Margarita se desdibuja tras la bruma, trasluchamos para pasar el bajo Araya y al mediodía dejamos que el timón automático se encargue del rumbo, mientras juntos degustamos el apetitoso almuerzo, sentados a la mesa, en el interior del barco. Cuando entramos en aguas de Mochima se acerco una manada de delfines a darnos la bienvenida, juguetearon por un rato bajo la roda del barco y con la gracia que llegaron desaparecieron de una ultima zambullida, con esta agradable sorpresa regresamos a la amarra llenos de alegría.

Last Updated on Saturday, 30 April 2011 16:51