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El cruce del Foro PDF Print E-mail

 

Rumbo a la Estrella Polar

¡Al fin llego el gran día!, nos levantamos temprano y completamos la carga de combustible agregando varios bidones extra previendo que tendríamos calma los primeros días de navegación. Dejamos la Simpson Lagoon con el puente de  las 9:00 hs y de esta manera mi querida St Maarten quedaba en la estela cargada de viejos recuerdos. El cruce de atlántico había sido planificado con años de anticipación y como la consigna era hacerlo principalmente a vela estábamos de acuerdo en realizar la ruta  mas larga, alcanzando la latitud de Bermudas en busca de los westerlies (vientos del oeste) de modo de viajar con vientos portantes hacia Europa. Esta es la ruta habitual aunque muchos prefieren hacer el viaje directo atravesando el anticiclón de la Azores con sus largos días de calma en la tristemente conocida horse latitud, llamada así porque en los viajes de antaño cuando los veleros quedaban encalmados y comenzaba a escasear el agua los primeros en ser sacrificados eran los caballos que los colonizadores traían en los barcos.

Como anticipaba el pronostico el mar se fue transformando en una pileta y nuestro avance era a fuerza de maquina, con el consentimiento de Poli, propietario y Capitán del Foro establecí dos guardias de 4 horas cada una con una dog watch de 2 horas, en la primera Poli con Raúl y en la segunda Luis y yo. Este sistema con dos guardias cortas permite rotar los horarios evitando la rutina generando una disciplina mas justa donde los tripulantes cubrimos todos los horarios.

En la tarde pasamos la Isla Sombrero aunque no logramos verla y solo nos espera ver mar a nuestro alrededor por varios días, tenemos problemas con el BLU ya que no recibimos ninguna estación, lo cual no es alentador. La noche llego temprano iluminada por una gran luna que se refleja en el mar calmo, mientras tanto Poli se debate en la cocina preparando un lomo de cerdo con verduras a la cacerola y para celebrar nuestra zarpada brindamos con un buen vino.

La mañana continua en calma y el mate acompaña la charla con Luis, mi compañero de guardia. Para el mediodía completamos nuestra primera singladura con 160 millas a motor y no hay señales de la menor brisa en el mar como un espejo, aprovecho el sol radiante del mediodía para bajarlo con el sextante y obtener la meridiana a modo de práctica. Nos visitaron unos delfines y la tarde deja paso a la noche con la luna llena rielando sobre el mar. Luis cocino esa noche y nos sorprendió con una abundante paella, que dura la vida del marino!!.

En nuestro tercer día en el mar ya nos fastidia la calma condenándonos a seguir oyendo el motor, paso las horas estudiando el manual de BLU y Eureka!! descubro que hay un cable mal conectado y el equipo quedo funcionando. A la tarde se levanta una brisa del noroeste y establecemos una ceñida a toda vela que nos aparta de la ruta pero es mejor que aguantar el motor. A las 19:00 de nuestros relojes nos comunicamos con la rueda de los navegantes que conduce Alejandro y recibimos el pronóstico con viento del este para la siguiente jornada, es motivo para festejar mientras el Foro con su piloto automático navega a toda vela con rumbo a la Estrella Polar. En la madrugada de nuestra cuarta singladura el AIS detecta un buque a 20 millas y lo marca con todos sus datos de navegación en el display del Chart Plotter, este sistema de identificación es sencillamente fantástico y permite conocer el riesgo de colisión con otros buques con mucho tiempo de antelación, su costo es cada vez mas bajo y como resultado mas embarcaciones de placer lo tienen a bordo.  La rutina ya estaba establecida y definitivamente este seria un crucero de alto valor gastronómico, el desayuno llega cada mañana con tostados de jamón y queso, cereales, café con leche y en algunas oportunidades huevos fritos. Para las once de la mañana se preparaba el trago del día con la picadita antes del almuerzo, los mas requeridos son Negroni, Gin Tonic, Cuba Libre, Destornillador  o simplemente cerveza. Poli me  preparaba los tragos algo mas livianos porque no soy muy aguantador para el alcohol. La comida fuerte era a la noche y allí competían con abundantes delicias los tres chef de abordo, Poli, Raúl y Luis. Otra de mis rutinas seria la navegación astronómica la que realizaba diariamente a modo de práctica.

El viento se franqueo y establecimos el asimétrico, el sol calienta la tarde y aprovechamos para asearnos con el duchador en la popa del barco, el watermaker produce agua a diario y podemos darnos el lujo de usar toda la que necesitamos. Por la tarde el viento rota al este y abundantes nubes producen chubascos aislados muy visibles en el radar que esperamos reduciendo el paño. A la tarde volvemos a escuchar a Alejandro y nos anticipa viento rotando al sudeste lo que nos favorece. Nuestro ritmo sigue parejo y mientras la corredera nos muestra otras 165 millas al mediodía comienza el movimiento en la cocina para preparar pollo al wok. A la tarde el viento refresca y reducimos las velas, el Foro navega velozmente en el mar tendido y al caer la noche nos reunimos en la dinette para ver Dr. West en la TV de última generación que tiene el barco. En esta película actúa Terrence Hill y es la primera vez que veo una caw boys “sin tiros”. La noche es agradable y vivimos con ansiedad la jornada por la proximidad a Bermudas, hay una vía de agua por la cubierta de babor que esta haciendo estragos en las estibas del sector. El viento va en aumento con rachas de 40 nudos que nos acercan velozmente a nuestro destino y diminutos peces voladores despegan del mar arbolado. Cumpliendo con los requisitos legales me comunico con Bermudas Radio para avisar de nuestra situación y el protocolo continuo con un largo cuestionario de rutina con todo tipo de preguntas sobre la embarcación, tripulantes, elementos de seguridad, etc. Cuando vimos claramente la protegida entrada ingresamos por allí a la bahía de St. George, ya era de noche y con la esperanza de hacer los tramites portuarios al día siguiente enarbolamos la bandera amarilla y comenzamos a buscar un buen lugar para dejar caer el ancla, sin embargo fuimos disuadidos por el operador de radio que en su amable ingles nos ordeno que nos dirigiéramos directamente al muelle de Customs and Imnigration a realizar nuestra entrada. Cumplidas las formalidades del caso debimos dejar el muelle para pasar el resto de la noche anclados al borneo.


La ruta del viento

Con nuestra llegada a puerto vino el mal tiempo y el fuerte aguacero fue bienvenido para sacar la sal de la cubierta. Allí embarcaron Pablo y Tony que llegaron en avión desde Argentina para completar la tripulación. Conseguimos una muy buena amarra en el Bermuda Yachting Service y aprovechamos nuestra estadía  para hacer turismo. Alquilamos motos y recorrimos las calles de la isla visitando parques, playas, cavernas, museos y los dos faros de la isla. También recorrimos Hamilton, la ciudad capital que lucia tranquila el domingo, aprovechamos para visitar el Bermudas Yacht Club, una institución emblemática del yachting mundial donde el barman nos preparo el Darcknes’n Storm, trago típico del lugar elaborado con ginger bear y ron negro. Conocimos a Roberta, delegada de ADAN que vive Bermudas y nos ayudo enormemente al momento de reaprovisionar el Foro para el largo viaje que nos esperaba.

Dejamos St Georges navegando en ceñida con viento del este, cayendo gradualmente al norte, vemos algunas long tiled tropicbird, aves típicas de la zona y sobre la superficie del mar las fragatas portuguesas navegan con el viento con su vela color purpura. Si bien el GPS nos lleva navegando por círculo máximo he dividido las 1800 millas que nos separan de Azores en 10 waypoints para poder manejar un mejor ploteo de nuestra derrota. El viento alcanza fuerza 6 y no nos preocupa seguir cayendo respecto del rumbo ideal, ya habrá tiempo para recuperarlo y sin apretar mucho las escotas el Foro pulveriza las olas a 8 nudos. La rutina de guardias es muy descansada ya que siendo seis tripulantes que cubrimos los turnos de a dos nos toca una guardia cada ocho horas y como el sistema es rotativo cada tres días dormimos toda la noche de corrido. La cena sigue siendo el plato fuerte, ayer fue de pasta con camarones y hoy sale de peceto a la cacerola con verduras. Cada día esperamos conectarnos con la Rueda Argentina y esta vez Alejandro nos anticipa viento rotando al sur. Con el transcurso de las horas mejora nuestro rumbo aunque seguimos ciñendo, se acercan unos pequeños delfines que desaparecen rápidamente y el mar se vuelve estéril una vez mas, me sorprende no ver vida marina, ni siquiera aves que son tan abundantes y variadas en el Atlántico Sur, llevamos un señuelo de remoque día y noche pero parece que tampoco hay peces. Por suerte la despensa esta a pleno y los cocineros continúan luciéndose con sus platos. Es nuestro tercer día de navegación y nuestras singladuras oscilan las 170 millas en cada mediodía, hoy se rompió el arraigo del vang que reparamos provisoriamente con un cabo. Un movimiento inusual en la mecha del timón y una vía de agua preocupan a Poli y nos ponemos manos a la obra desalojando un panol para llegar a la limera y verificar el estado del timón. No encontramos ninguna avería y aprovechamos la movida para amarinar mejor la carga despejando la proa y popa de pesos, utilizamos los baños a cada banda para estibar las cosas y quedo el baño principal como el único utilizable. Entre tanta movilización escuchamos que se disparaba el reel de la caña y al recoger encontramos la línea cortada, perdimos la presa y con ella el señuelo. La noche con luna nueva se lleno de estrellas y durante la guardia paso las horas identificando astros y constelaciones, la estrella Polar es visible al través y se eleva 38 grados sobre el horizonte, nuestra latitud. Conforme avanzamos hacia el este el amanecer llega mas temprano cada día ya que hemos decidido mantener la hora de Bermudas, de esta manera las noches se nos hacen cada vez mas cortas. A la mañana escuchamos un aviso de seguridad emitido por canal 16 por una Fragata Dinamarquesa que se disponía a realizar ejercicios militares por la zona.

En nuestro quinto día de navegación el viento ha continuando rotando en sentido horario, paso por el sur, suroeste y ahora esta casi del oeste así que establecemos el asimétrico atangonado por su puño de amura para trabajarlo tipo spinnaker con el viento de popa, disfrutamos la jornada hasta que la vela no aguanto mas y se desgarro el puno de amura, atangonamos el genoa y continuamos aprovechando el viento a orejas de burro, se acercaba la hora del cine mientras degustábamos un risoto al vino tinto con favada asturiana.

Cada guardia que abandona su puesto tiene la obligación de entregar  la sentina  seca y esta  noche se junto mas agua de la habitual, el mar esta arbolado y es posible que el liquido este ingresando por la cubierta de popa cuando nos alcanza alguna ola. Con la luz del día advierto que se esta descociendo el genoa y decido arriarlo para coserlo dejando  la trinquetilla como vela de proa, las olas son montañosas, es difícil precisar la altura pero deben rondar los 7 metros. El tiempo transcurre con jornadas de poco sol con algunas lloviznas y con el viento arreciando desde el norte, trayendo el aire frio del polo. El timón automático mantiene el rumbo mientras hacemos guardia al abrigo de la chubasquera, la vida a bordo sigue siendo cómoda y placentera. Pasamos horas leyendo, mateando, charlando, haciendo la navegación y mirando películas, mi preferida es la serie Lie tu Me. Llevamos un teléfono satelital que nos mantiene en contacto con los familiares y los negocios, además lo utilizo para bajar las cartas del tiempo, sin embargo el gran compañero del navegante es sin dudas el BLU con el invalorable aporte de los radioaficionados que están firmes todos los días para ayudarnos desinteresadamente, y en cada ocasión  aparece algún navegante amigo, hoy hable con Federico del Quijote que anda por Floria.

Llevamos ocho días navegando y el viento ha disminuido obligándonos a encender el motor para mantener nuestra velocidad de crucero que no debe ser menor a 5 nudos, aprovechamos para realizar algunas tareas de mantenimiento y almorzamos un suculento guiso de lentejas.

El 25 de Mayo se cumple nuestro decimo día de navegación hemos pasado la calma y se estableció la brisa del sudoeste, estamos al sur de Flores la isla mas occidental del archipiélago de Azores, adivinamos su posición por un grupo de nubes que permanecen encima en el cielo despejado. Celebramos el día de la patria almorzando pasta con una salsa que llamamos “25 de mayo” elaborada con hongos, jamón, curry, cebolla, puerro, cebolla de verdeo, crema, roquefort y vino blanco. Con el paso de las horas aumenta la ansiedad y la tarde deja lugar a la noche sin luna custodiada por las estrellas septentrionales, estamos tan desfasados con nuestra hora bitácora que amanece a las tres de la mañana con un día frio y desapacible, sin embargo nos alegra ver Faial con sus colinas verdes y costas escarpadas de imponente belleza. Nos dirigimos a Horta, su puerto principal donde anclamos a las 4:30 de nuestros atrasados relojes, en un puerto en pleno movimiento al promediar la mañana.

 

 

Hacia los Pilares de Hércules

Nuestra llegada a Faial coincidió con la llegada del mal tiempo, si embargo nos regocijamos por ello ya que si bien los barcos están hechos para navegar solo están seguros en puerto. Alquilamos una van de nueve asientos y aprovechamos para conocer toda la isla y visitamos lugares de cautivante belleza como Ponta Dos Capelinhos donde en 1958 hizo erupción el volcán dejando un paisaje desolado cubierto por ceniza negra. Faial es prácticamente escala obligada para la gran cantidad de veleros que viajan a Europa desde América y las marinas están abarrotadas en esta época del año, conseguimos abarloarnos en tercera andana y entablamos amistad con nuestros vecinos. Cumpliendo con la tradición de Horta buscamos un lugar en el muro de contención para pintar nuestro mural en la piedra y cenamos en el bar Peter, escala obligatoria de los navegantes que visitan el antiguo puerto ballenero. Allí se despidieron Pablo y Tony siendo reemplazados por Eduardo y Martin Cruz, el hijo de Poli. Nuestro tiempo se agotaba y deseábamos completar la travesía, tal es así que en cuanto migro el ciclón y mejoro el tiempo soltamos amarras dejando el archipiélago con viento favorable del sudoeste.

Nuestro destino es Gibraltar, aquel lugar místico donde según la leyenda fue el mismo Hércules quien separo los dos montes unidos (Abila y Calpe) como una cordillera continua y así el Mar Mediterráneo se unió al Océano Atlántico  separado por los dos pilares donde hoy se encuentran Gibraltar y Ceuta. A un mes de nuestra zarpada de St Maarten volvemos a tener la luna llena como reina en la noche, pero el buen tiempo no dura mucho y una vaguada provoca un inesperado giro del viento que se pone de proa con gran intensidad.  Mientras navegábamos con dos rizos y trinquetilla Poli advirtió que llevábamos algo enganchado en el timón, pusimos el barco a la capa y afortunadamente fue sencillo liberar un largo calabrote que con sus incrustaciones marinas quedo en la estela continuando su viaje a la deriva. Una leve filtración por el tambucho de proa llega al watermaker dañando su parte electrónica, con alta dosis de paciencia, cambiando algunas conexiones y puenteando con mangueras logre que la maquina vuelva a producir agua.  La condición adversa dura poco y en nuestra tercera jornada de navegación volvemos a filar escotas.  Un carguero se acerca en vuelta encontrada pero gracias al AIS (automatic identification sistem) conocemos todos sus datos y lo llamo por su nombre, el Capitán del Bavaria ordena caer unos grados a estribor y nosotros hacemos lo mismo, amablemente nos facilita el pronostico que será favorable para nuestro quinto día de navegación. La niebla no estaba prevista y debemos estar atentos porque a mediada que nos vamos acercando al continente aumenta el trafico de buques, pasamos unas 60 millas al sur del Cabo San Vicente donde el cruce del dispositivo de separación de trafico nos mantuvo en vela toda la noche, atentos al radar, al plotter y a todos los medios disponibles para esquivar los buques. Crecen las apuestas sobre la ETA a Gibraltar, nuestro siguiente destino en la puerta del Mediterráneo. La navegación es placentera y se dan las condiciones para estrenar un nuevo spinnaker asimétrico y tenemos la suerte de ver una ballena que se alejo resoplando en la superficie. Por la tarde vemos el Cabo Trafalgar en la costa española, en sus proximidades el 21 de octubre de 1805, la armada británica al mando del Almirante Nelson derrotó a la flota franco-española en la Batalla de Trafalgar donde además el marino Ingles perdió la vida a bordo de su magnifico navío Victoty. Disfrutamos nuestra ultima cena en navegación degustando escalopines a la marsalla con papas a la crema, se terminaba nuestro viaje y con el sus opulentos platos. En el estrecho de Gibraltar los buques entran y salen del Mediterráneo como por una gran avenida y en una magnifica noche la luna llena ilumina las costas de Europa y Africa a cada lado. Ayudados por la fuerte corriente a favor ingresamos en la Bahía Gibraltar que alberga decenas de buques anclados en sus aguas calmas. Debemos serpentear esquivando sus pesadas cadenas hasta llegar a Marina Bay, nuestro puerto de destino situado a la vera de la antigua ciudad fortificada, sobre la ladera del mítico peñón, en la colonia británica.


Martín Pachiani

Julio 2012


Last Updated on Sunday, 05 August 2012 19:03
 
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